Esta época que vivimos es muy especial, hay mucha información y sobre información por todo lado, videos, entrevistas, noticias, fotografías, testimonios y miles de alteranativas para sobrellevar de la mejor forma esta cuarentena. Nada nuevo puedo aportar en esos espacios saturados, por eso decidí agarrarme de una arista diferente: la renovación y el amor.
Desde este punto de vista, imagino como si fuera un cuento, que el covid-19 es el superhéroe que llegó a salvar la naturaleza. Ella sabe que es más poderosa que todos los seres que habitamos este planeta, sabe que solo necesita activar al más minúsculo de sus integrantes, que además lo coronó como el rey dentro de los de su especie por su gran poder, pues todo lo que toca se esparce y crece como la espuma.
Este rey es poco agradable pero también es un gran maestro. Y lo imagino dándonos lecciones que ojalá aprendamos pronto, para que se vaya pronto.
- La solidaridad será la vacuna para tu sociedad infectada de indeferencia y egoísmo.
- Vive en comunidad, tendiendo la mano al otro, no pisotéandolo.
- Ama y preocúpate de tus mayores a quienes muchas veces los has dejado olvidados y solos.
- Planifica y ahorra. Deja el consumismo que rebasa tu economía familiar.
- Vuelve a la tierra y respétala.
La madre naturaleza o Pacha Mama, como se conoce entre los pueblos andinos, ha sido muy paciente con nosotros, nos dio la oportunidad de escucharla cuando nos gritaba “auxilio”, mas pasamos de largo con nuestras ajetreadas vidas, mientras seguíamos castigándola, explotándola, irrespetándola una y otra vez, y estoy segura que pensó dos veces para activar este rey porque sabía que nos iba a doler, como le duele una madre cuando reta a su hijo porque tiene que aprender. No pudimos cuidar de nuestra casa grande y entonces no le quedó más, que utilizar su ejército viral para poner todo en su sitio y en poco tiempo ya vemos los resultados; el cielo es más azul y han vuelto los pajarillos y las mariposas a los jardines de las casas, el agua de ríos deja ver sus piedras en el fondo, el aire canta entre los árboles, los animales escondidos se dejan ver, la naturaleza se está renovando y nosotros?
Morimos un poco cada noche, cuando no podemos ver a quien amamos.
Duele y se nos razga el corazón si alguien muere por esta causa.
Nuestro ceño dibuja olas en la frente de preocupación y angustia.
Nuestras manos se sienten vacías.
Pero aunque parezca loco decirlo, todo esto esta bien.
Hay que dejar que nos duela, que nos llegue al alma. Hay que mirarse por dentro, descubrir de qué color somos, cómo respiramos, cómo pensamos, cómo amamos.
Miremos a la oruga, debe doler romper la crisálida para convertirse en mariposa, o la serpiente que muda su piel vieja o el águila que arranca sus plumas y garras para dar paso a las nuevas y continuar viviendo.
Es que no hay renovación sin dolor, no hay victoria sin lucha, no hay resiliencia sin caos.
Quizá estamos dentro de casa, pero estamos perdidos y ésta es una gran oportunidad para descubrir quienes somos en escencia, lo más importante siempre será descubrirnos en ese proceso de renovación.
Hay varias técnicas pero lo primero es la decisión de hacerlo!
Empieza tu día siempre con una intención, luego vendría bien algo de meditación, una oración o yoga, un canto o escribir sobre cómo te sientes y a partir de ahí organizar tu día y el de los tuyos.
Te deseo unos días de reconocimiento vital y un amanecer lleno de amor para ti y para los tuyos.